Libro, Tramas do Fantástico, Como: cuentos y novela[LS]
Libro, Tramas do Fantástico, Como: cuentos y novela[LS]
Descrição
Idioma: portugués brasileño. Conocemos a ETA Hoffmann, autor de relatos y novelas fantásticas y de terror. Sin embargo, sabemos poco sobre su estrecha relación con la música, ya que él mismo también fue compositor. Este libro acerca al lector una extraordinaria sincronía entre el escritor de textos fantásticos y el melómano, reuniendo, en su primera parte, cuentos y novelas que tienen la música como eje, complementada posteriormente en el Epílogo por un ensayo del autor del volumen. organizador sobre el entrelazamiento de ambos campos en la obra del autor. En la segunda parte, el famoso “El hombre de arena”, acompañado en el Apéndice del célebre texto de Sigmund Freud que lo comenta, y otros importantes relatos dejan entrever la brillantez de su producción. CUARTA PORTADA ETA Hoffmann (1776-1822) fue como pocos, un artista verdaderamente apasionado y dedicado a dos artes, la literatura y la música. Supo transmitir la atmósfera de romanticismo en sus obras, algunas de las cuales se transformarían en óperas o ballets (como El Cascanueces de Tchaikovsky), al tiempo que componía piezas musicales atribuidas a su alter ego Johannes Kreisler, personaje de muchas de sus obras historias. Esta colección, que llega anticipándose al bicentenario de su muerte, tiene como objetivo precisamente presentar al lector brasileño estas dos facetas de su obra. La primera parte presenta cuentos y una novela (“Kreisleriana”, que inspiró la obra homónima de Robert Schumann) en la que la música, más que un simple tema, es prácticamente un personaje. En la segunda parte se recogen las historias que lo convirtieron en uno de los principales nombres de la literatura fantástica, con énfasis en “El hombre de arena”, que Freud analizó en un célebre texto “Das Unheimliche” (1919) también incluido aquí. El Epílogo de Fernando R. de Moraes Barros, que cierra este volumen, analiza en profundidad aspectos de esta obra que, dos siglos después de la muerte de su creador, aún encanta –y asombra–. ETA Hoffmann (1776-1822) Célebre escritor y compositor pionero del romanticismo alemán, este descendiente de pastores y juristas fue también dibujante y empleado de los tribunales judiciales. Autor de cuentos como “El hombre de arena” y “El cascanueces y el rey ratón”, novelas como Kreisleriana y novelas El elixir del diablo y Reflexões do Gato Murr (Estação Liberdade, 2013), es uno de los grandes Nombres de la literatura fantástica y de terror. Murió en Berlín, a los 46 años, de sífilis. COLECCIÓN PARALELOS La colección Paralelos alberga literatura de ficción y cuentos de evidente calidad literaria. DE PORTADA Imagen de portada: Intervención sobre un dibujo de ETA Hoffmann que representa el alter ego del autor, Johannes Kreisler. ETA Hoffmann también fue artista visual y a menudo representaba escenas de sus propios escritos. Aquí el autor realizó un dibujo que representa al contramaestre Kreisler. EXTRACTO Según he oído, existe una antigua ley que prohíbe a los artesanos ruidosos vivir cerca de los eruditos. Entonces, ¿los compositores pobres y oprimidos –que, para seguir tejiendo el hilo de sus vidas, necesitan transformar su entusiasmo en monedas de oro– no deberían aplicarse esta ley a sí mismos, pudiendo desterrar a los llorones y a los cornetas de su entorno? ¿Qué diría el pintor si al diseñar un cuadro idealizado se le presentaran sólo rostros heterogéneos? Si cerraba los ojos, al menos seguiría conservando intacta la imagen en su fantasía. No tiene sentido ponerse bolas de algodón en los oídos, dado que todavía se puede escuchar el espectáculo asesino; y entonces la idea, la sola idea de que ahora están a punto de cantar, de que viene la corneta, etc., ¡basta para que los pensamientos más sublimes se dejen llevar por el diablo! [Kreisleriana [I]] Sentí como si una roca fría y pesada me aplastara: ¡mi respiración comenzó a fallar! Cuando me quedé allí, inmóvil, mamá me tomó del brazo: “¡Ven, Natanael, ven!”. Me dejé llevar y entré a mi habitación. “¡Quédate quieto, cálmate y acuéstate en la cama! ¡Duerme! ¡Duerme!”, me instaba mi madre; pero, torturado por la ansiedad y un miedo interior indescriptible, no pude pegar ojo. El repulsivo y odiado Coppelius, de ojos chispeantes, estaba delante de mí, sonriéndome maliciosamente, y fue en vano que intenté liberarme de su imagen. Ya era medianoche, cuando se escuchó un terrible estallido, como si hubieran disparado un cañón. Toda la casa tembló y frente a mi puerta alguien traqueteaba y murmuraba; Finalmente, con un fuerte golpe, se cerró la puerta de la casa. “Es Coppelius”, exclamé aterrorizada, saltando de la cama. [El hombre de arena] EPÍLOGO Fernando R. de Moraes Barros En su obra, por el contrario, el arte de los sonidos y la prosa ficticia se mezclan para formar el compuesto fértil del que nacen y crecen sus preñadas piezas literario-musicales, verdaderos bocetos especializados en ingeniosamente y condensando irónicamente las narrativas maestras o los grandes temas de la historia de la música. Y son tres, in nuce, los recursos que utiliza para lograr este éxito: 1. un estilo literario sui generis, en el que convergen, en clave de intensa complementariedad, fantasía y vocabulario técnico-crítico; 2. un diagnóstico paródico y caricaturizado del rostro cultural burgués emergente de la sociedad civil del siglo XIX, que en última instancia se reduce a una evaluación condenatoria del filisteísmo artístico de su época; y, finalmente, 3. una voluntad teórica de una dramaturgia legítimamente musical, la única capaz, a su juicio, de hacer operativo el trabajo conjunto entre orquesta, libreto y prescripciones escénicas. Entre otros, uno de los principales objetivos de la colección de textos que ahora se nos ofrece para lectura es dar protagonismo y visibilidad a aspectos tan seminales DE “EL DISTURBADOR”, Sigmund Freud Esta sucinta reproducción de la narración no dejará dudas de que aquí el El sentimiento de lo perturbador se adhiere directamente a la imagen del hombre de arena, es decir, a la idea misma de que le roben los ojos, y esa incertidumbre intelectual, en el sentido atribuido por Jentsch, no tiene absolutamente nada que ver con este efecto. La duda sobre la animación vital que tuvimos que permitir en el caso de la muñeca Olímpia no se tiene en cuenta en absoluto en este ejemplo tan cargado de inquietante. Es cierto que el escritor engendra en nosotros, desde el principio, una especie de inseguridad, con la que, ciertamente a propósito, no nos deja adivinar si nos insertará en un mundo real o en algún mundo fantástico, de su elección. . Como sabemos, tiene todo el derecho a hacer una cosa u otra y, cuando elige, por ejemplo, como escenario para sus actuaciones, un mundo en el que actúan espíritus, demonios y fantasmas, como Shakespeare en Hamlet o Macbeth o, en otro sentido, en La tempestad y El sueño de una noche de verano, entonces debemos ceder a sus llamamientos y tratar este mundo suyo precondicionado como una realidad, al menos durante el tiempo que nos entreguemos a él. Sin embargo, a lo largo del cuento de Hoffmann, esta duda desaparece, y notamos que el escritor espera hacernos mirar a través de las gafas o telescopio del óptico demoníaco; y que tal vez él mismo, en persona, atisbó a través de tal instrumento. Por tanto, el final de la historia deja claro que el óptico Coppola es en realidad el abogado Coppelius y que, por tanto, también es el hombre de arena. RESUMEN IO “Sanctus” La Fermata El Consejero Krespel Kreisleriana [i] Kreisleriana [ii] II El hombre de arena Las minas de Falun El diablo en Berlín La mujer vampiro El espectro Haimatochare Apéndice El perturbador [Sigmund Freud] Epílogo Del secreto sánscrito de la naturaleza en Noches del Espíritu [Fernando R. de Moraes Barros]