Libro, Si Dios me llama no iré[LS]

La persona que te contará esta historia es un niño de 11 años. La mirada fresca y humorística de alguien que todavía ve la vida como un misterio está aquí, pero créanme: no subestimen la soledad de Maria Carmem. El aprendiz de escritor, ante las inquietudes de la “peor época del universo”, le demostrará que, efectivamente, es posible que una niña esté más sola que un anciano. Al menos una niña que, como ella, crece y crea sus preguntas entre los objetos de una “tienda de antigüedades”. Allí ya nacen viejos, frescos y pesados, dulces hechos de la más dura poesía. Al final nació María Carmem. Entonces, ¿qué importa la edad? Como ella misma dice, “es posible que un lápiz parezca nuevo, pero esté roto por dentro”. Es así, toda rota por dentro, que deconstruye el mundo que tiene delante, el mundo adulto que crea reglas y no las obedece, el mundo escolar, todo: “en la clase de matemáticas el problema decía que un niño y una niña necesitaban Calcula cuántas naranjas llevar al parque si los niños invitados comieron tantas y las niñas solo comieron una cantidad limitada cada uno. Y escribí que no debía tomar ninguno, que todo es mentira, nadie va a ningún parque en esta vida”. Así también reúne, pregunta y crea poesía con todo lo que sube y baja, sus padres, Dios, el amor, el cuerpo, la muerte, lo difícil que es entender el amor de los demás. Cuando sea mayor, María Carmem será escritora. Pero María Carmem ya ha crecido y ya lo es. Este libro es una generosidad de su poesía. Una oportunidad para que crezcamos con ello.