Libro, Pescadora de Verdades, A[LS]

Las mujeres dueñas de sí mismas sin duda dan miedo. Son los dueños de la pesquería. Se estremecen ante una norma familiar impuesta, que los quiere sólo en casa, domesticados como saltamontes en jaulas que los jóvenes encarcelan, alentados por otros, ejerciendo ya un sutil poder de dominación, un ejercicio de masculinidad equivocada. Había que aplaudir a estas mujeres. Es urgente. Acude a sus celebraciones y hazlas visibles. Toda la sociedad estaba en contra de Adrianes. No eran el estándar de mujer requerido por la familia tradicional. La falsa armonía familiar y social estaba ligada a mujeres posicionadas en una situación de subalternidad, y la violencia ya era fácil de entender, tenía más que ver con lo etéreo que con lo concreto, aunque también era así.