Libro, artículo más sucio del día, A[LS]

Por Ana Lima Cecílio “entre la tierra y la hierba/ entre la roca y el ángel/ muere la muerte/ muere la piedra sepulcral/ tiembla la luz/ la roca se fragua/ nace el musgo” Como todo en la poesía de Mariana Paz, este pequeño El poema es un enigma, una esfinge de Minas Gerais, y aunque no puedas descifrarlo, disfrútalo. La innegable materia de sus indiscutibles sustantivos –tierra, roca, piedra, muerte– allana el terreno de la poesía, de alguna manera metafísica –a medida que va más allá, se despliega a partir de la materia, se enmarca en un horizonte de montañas de hierro y profundidades de acero. En el escenario del cementerio seco evocado en el poema, un ángel está hecho de piedra e incluso la muerte muere repetidamente, mostrando que, en el reino de las palabras, estos pequeños milagros metafísicos, incluso la muerte tiene un final. Pero no os dejéis engañar por el entorno, por la dureza de la piedra: allí, la roca también es un ángel, la luz tiembla –y quién puede negar que el movimiento es vida– y entre el ingenio humano que forja la roca, ver: “nace el musgo”. Frescura y sombra, aliento y alivio. La explosión poética silenciosa y contenida de Mariana – ¿y cómo evitar la palabra “cortar”? – traerá sorpresas y caminos para el lector. Siéntete libre, ven y ve: los caminos de la poesía estarán siempre abiertos.