Libro, Cartas a una mujer negra[LS]

La antillana Françoise Ega trabajó en casas familiares en Marsella, Francia. Uno de sus pequeños placeres fue leer la revista Paris Match, en la que encontró un texto sobre Carolina María de Jesús y su Dormitorio. Se identificó rápidamente. Y empezó a escribir "cartas" -nunca entregadas- al autor brasileño. En ellos, describía su trabajo diario y su explotación en Francia, las dificultades, la injusticia en las relaciones sociales, la posición subordinada (y a menudo humillante) a la que se encuentran tantas mujeres como ella, de piel negra y originarias de una colonia francesa en el Caribe. , fueron relegados. . Poco a poco tomó conciencia y empezó a luchar por sus derechos. Cuando murió en 1976, era un nombre importante en la sociedad civil francesa. Cartas a una mujer negra, publicada póstumamente, es uno de los documentos literarios más significativos y conmovedores sobre la explotación femenina y el racismo en el siglo XX. Concebido como un conjunto de cartas, fechadas entre 1962 y 1964, el texto gana profundidad y variedad estilística a medida que el autor profundiza en el proceso de escritura, hasta el punto de que el libro puede leerse como una novela. Entre sus personajes, además de las niñeras, criadas y limpiadoras, también están los jefes autoritarios (y de mente estrecha) y sus hijos mimados. La principal tensión se da en la relación entre empleadores y empleados: la actitud imperial de unos y la total falta de derechos de otros. A veces se trata de historias impactantes de trabajadores sin acceso a atención médica, vacaciones o incluso a una vivienda mínimamente cómoda. Todo ello se relata de forma conmovedora y expresiva, teniendo como "lectora ideal" a la escritora brasileña, que a lo largo de su carrera vivió experiencias similares. Porque ambas, Ega y Carolina, lucharon por lo más básico: la dignidad en la vida y la literatura.